No hay otra opción que Massa para los trabajadores. No es solamente ver si podemos conseguir un barco más o una vía navegable mejor. Lo que está en riesgo es la organización social en su conjunto.

(Por Luis Autalán @luisautalan / Fotografía Rene Asan) Mariano Moreno, titular del  Centro de Patrones y Oficiales Fluviales, de Pesca y de Cabotaje Marítimo analizó además las elecciones para subrayar que la opción de un futuro mejor es Sergio Massa, frente a otras opciones que no ocultan que llegarán para destruir «lo poco que nos queda». En la apertura de la charla remarca que el transporte fluvial y marítimo fue considerado esencial durante la pandemia, pero no se lo reconoce a la hora de desarrollarlo, con lo cual queda expuesta una deuda interna de la política. Un canal directo a sostener que el modo de cuidar la soberanía es cuidando a los trabajadores y manejar nuestros recursos, como quedó demostrado en la pandemia. Este concepto tiene como eje de referencia regional directa a la Hidrovía donde consideran que la Argentina está poniendo cada vez más recursos. Sin embargo, Paraguay está pujando con fuerza, incluso con el beneficio del rol de nuestro país en esa vía navegable y clave para una amplia zona productiva de América del Sur.

Moreno apunta que transitamos un momento clave para rediscutir cuestiones, y las vislumbra a partir de un eventual gobierno con Sergio Massa en la presidencia. «Argentina debe sostener una posición firme. Existen convenios de más de 30 años que no fueron revisados. Desde Cancillería no hay una política activa en la defensa de los intereses de la Hidrovía», lamentó Moreno. A semanas de las elecciones generales no duda en considerar que «la marina mercante debe convertirse en uno de los grandes hitos de la Argentina». «Porque debe ser hecho con un gobierno popular» y acotó que la militancia por Massa no sólo debe abarcar los actos de campaña sino también «una dinámica en cada charla, en cada mesa de café, en cada discusión de vecinos, es la mejor forma para explicar por qué es la mejor opción».

En esta, la entrevista 89 del ciclo de reportajes de InfoGremiales la primacía de los conceptos técnicos afloró desde que el protagonista nos recibió en su escritorio de trabajo. Ocasión donde además de citar paralelos entre sus pensamientos y visiones con los principios que sustentó desde antes de 1810 otro Mariano Moreno, el prócer, uno de los motores de la Revolución de Mayo y la creación de la Gaceta de Buenos Aires, entre otras proezas.

Allí el sindicalista sonrió al repasar las coincidencias que van más allá de la exactitud del nombre y el apellido, pero no dejó pasar la ocasión para comentar que en una visita al Convento de San Lorenzo, recorriendo los lugares donde el general José de San Martín llevó adelante, «desde la primera línea de fuego» la independencia de la Argentina, no pudo contener la emoción y lloró. Y es un buen punto de partida para comenzar la transcripción del diálogo, tomando como punto de partida rangos como capitán, patrones, generales, líderes y lo que eso significa:

«Nosotros no vemos otro horizonte posible que no sea con una marina mercante desarrollada, una marina fluvial a pleno, y una actividad pesquera pujante, con todo lo que conlleva eso»

Mariano Moreno

Desde buen puerto entonces, se inicia la charla:
-En la historia antigua de la navegación el dueño del barco era su capitán. Como al dueño de la fábrica, el taller o de la herrería en esa época, se le decía patrón, era el que contrataba, pagaba y el que comandaba la nave. Estamos hablando de los tiempos de los fenicios. Después a ese patrón le empezó a ir bien, compró dos o tres barcos más, tuvo que poner gente, y por añadidura al que comandaba la nave se lo siguió llamando patrón. Toda navegación, toda aventura náutica, tiene un capitán. No obstante puede no tener el título respectivo, puede ser patrón, oficial fluvial, patrón motorista, patrón timonel. Después sí hay titulaciones y cada país tiene las suyas. Normalmente son capitanes, oficiales de primera, oficiales de segunda o pilotos. En la pesca y en la marina mercante los que son los capitanes de ultramar, el grado más pequeño de la oficialidad es piloto.
En el caso del fluvial el grado más pequeño es el de oficial fluvial, después viene oficial fluvial de primera y capitán fluvial. Pero además de las titulaciones que da la Armada, la Prefectura ha generado no un título, sino un certificado, ahí está el patrón de pesca menor, el patrón costero, el de zonas especiales o el patrón motorista, que es otra variedad pero se definen más para embarcaciones pequeñas, la del patrón es más una embarcación pequeña. Pero bueno, por eso yo puedo ser oficial fluvial, cargo capitán. Y no tengo el título pero en el barco tiene que haber un capitán. El que lo puede todo en lo que es las dimensiones del barco, el oficial puede de ahí para abajo hasta un tope. Por ahí puede haber un oficial fluvial que pueda despachar un determinado barco.

-Cuando asumió la responsabilidad de asumir en esta organización destacó como indispensable la pluralidad en acción. ¿En los ríos y mares argentinos que tomar esa opción, la de la traza plural, es sinónimo de complicar la travesía?

-Una cuestión más unánime es más fácil de llevar. Lo que genera esta pluralidad es, por ahí es la complicación propia de una organización que trata varios temas, como un negocio, si yo me dedico a vender tuercas de tal medida es mucho más sencillo de manejar que si me pongo una ferretería donde vendo tuercas, tornillos de distinta medida, herramientas, materiales. Esto es más o menos lo mismo, uno tiene que ir aprendiendo de cada una de esas particularidades porque los dirigentes hemos tenido la posibilidad de desarrollarnos en una actividad, conocemos quizás las otras, pero no somos realmente expertos en todas las actividades que tenemos. Para que esto sea eficiente y tener llegada a todos los compañeros, más allá de las particularidades de cada rama, es armar un equipo de trabajo donde todas esas ramas estén representadas y que cada compañero más allá del socio de centro de patrones, más allá de la particularidad o de la rama donde se desarrolla, tenga a alguien que lo represente y que sepa que esa es la persona dentro de la organización que lleva adelante la gestión de cada una de esas actividades.

-Para los no expertos en la materia, ¿Es válido considerar que la cuestión de la Hidrovía es una «batalla fluvial» que se está perdiendo, con el desencanto que eso presume?

-Hay cosas por las que uno está acá también. Hay cosas en las que no acepto el desencanto o la derrota. Si uno está acá y asume estas responsabilidades es para ponerle toda la energía, aún a aquellas cosas que parecen medio abandonadas, porque nuestra obligación es recuperarlas. Nosotros no vemos otro horizonte posible que no sea con una marina mercante desarrollada, una marina fluvial, una actividad pesquera pujante, con todo lo que eso conlleva. Por ahí hablo por añadidura, por solidaridad y porque nos toca a todos, de un cabotaje nacional marítimo pujante también. Argentina es la octava maravilla (sonrisas), perdón la octava geografía…

-Es un buen acto fallido…

-Igualmente la pondría como la primera maravilla (risas). Es la octava geografía en lo que a dimensión se trata y también a las variables que tiene: un sector Antártico impresionante, todo un territorio continental, islas, en ese territorio continental las distintas economías regionales, sus paisajes, sus producciones, sus potenciales. Un país que se desarrolla geográficamente de norte a sur donde también tenemos la posibilidad que uno de sus límites esté bañado por una vía fluvial, con continuidad a una vía marítima que la tenemos que aprovechar. Es imposible pensar que vamos a despreciar una vía natural que tenemos como el río Paraná, el río Uruguay y todo el litoral marítimo. ¿Lo vamos a despreciar en manos de otras banderas, dejando de lado la posibilidad de crecimiento que genera el río, desde el transporte, en todos los sentidos: con desarrollo productivo, comercial, turístico, cultural? No podemos pensar en una Argentina así.

-¿Se trata de un error no forzado o como se dice en el fútbol estamos yendo al bombo?

-Creo que cuando uno se equivoca tantas veces sobre lo mismo ya no es un error. Tenemos la responsabilidad de no habernos dado cuenta, hace mucho de esto, y la responsabilidad de aquellos que tienen la desidia sobre estos temas como política o filosofía de vida. Repito, creo que no se puede equivocar uno tantas veces en un mismo tema. No puede ser que hayamos sido la quinta flota mercante del mundo, con una flota fluvial impresionante, y hoy no tenemos un solo barco que cruce el Atlántico y tenemos apenas 36 embarcaciones, la mayoría de ellas dedicadas al transporte de combustible líquido en el cabotaje nacional del litoral marítimo y escasos buques de transporte de carga en el ámbito fluvial. Ese retroceso no se hace por un error.

-También se lo escucho a Juan Schmid, es un reclamo permanente de la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT). Una deuda evidente de este gobierno que termina su mandato. ¿Massa abre la puerta, si llega a presidente, sobre la real valía de esta situación?

-Más allá de lo que cualquier candidato pueda abrir las puertas, creo que nosotros también tenemos que empezar a tomar una postura como dirigentes gremiales, representantes de los trabajadores, del personal embarcado. Tenemos que tener capacidad para hacer abrir esa puerta. Si estoy convencido es que si hay hoy un candidato dispuesto a abrir esa puerta es Sergio Massa. Hemos tenido cuatro años, del 2015 al 2019, de un mandato de un grupo que también se presenta para ser elegido que ya ha demostrado lo que ha hecho en este ámbito. Los que siguieron no han hecho demasiado y por eso estamos donde estamos, pero no hay otra opción que Massa para los trabajadores. No hay otra opción porque no es solamente ver si podemos conseguir un barco más o una vía navegable mejor. La verdad tenemos que pensar no solamente en nosotros. Lo que está en riesgo es la organización social en todo su conjunto. Hay candidatos que la misión que traen es destruir lo poco que nos queda porque, caso contrario, no se entienden los discursos tan violentos. La mayoría de nosotros, más allá de lo que pensemos, de nuestra ideología, somos el pueblo argentino que está deseando tener paz. Llegar a una tranquilidad que no significa que no hagamos nada, porque las cosas hay que hacerlas, hay medidas que hay que tomar que hasta pueden llegar a ser incómodas y dolorosas, pero hay que hacer algo. Una cosa es hacer entendiendo el sacrificio, ponernos de acuerdo y avanzar en eso, y otra cosa es eliminar a todos los que no piensan como uno.

«No puede ser que hayamos sido la quinta flota mercante del mundo y hoy no tenemos un solo barco que cruce el Atlántico y tenemos apenas 36 embarcaciones, la mayoría de ellas dedicadas al transporte de combustible líquido en el cabotaje nacional del litoral marítimo»

-Es inevitable pensar en un spot donde Massa diga «Es la oportunidad, ahora y para siempre, de terminar con los liberales», como dice Patricia Bullrich sobre el kirchnerismo…

-¡Ya estaría prendido fuego! Uno se enfoca en los candidatos, a lo que dicen, pero hay que ser claros, el andamiaje comunicativo de los medios es quien lidera las huestes de uno y otro lado.

-Las redes sociales también.

-Las redes sociales, claro que sí. Entonces esto tiene, además de la responsabilidad propia de la persona que pretende ser algo, también la fuerza que le dan los medios de comunicación según les convenga o no. Si eso lo dice Milei quizás es qué bárbaro, qué bien, o no lo nombro, lo dejo pasar o cometí una equivocación. Ahora si lo dice alguien que a mí no me gusta lo prendo fuego. Esto ya lo conocemos todos y hay que ser conscientes de esos mensajes.

-Cuando escucha hablar con liviandad a la oposición sobre la soberanía en Malvinas, de la cuenca hídrica, del mar argentino, debe estar a punto de explotar.

-La palabra soberanía tiene que estar en un lugar de extremo respeto y debe ser utilizada de manera responsable. Porque hoy salimos a plantear un proyecto y le ponemos la marca soberanía. Por ejemplo, el Canal de Magdalena es un proyecto de infraestructura, ahora se pone por delante la palabra soberanía, entonces digo me parece que es muy grande, quizás haya que hacerlo el Canal de Magdalena, pero si es por soberanía entonces tenemos que dotar a la Argentina de barcos que surquen todos los ríos y los mares. El otro día hablaba con un compañero de la soberanía de las 200 millas, el recurso pesquero, lo que se llamó en su momento Pampa Sur. El mejor gendarme y la mejor herramienta para marcar soberanía son los trabajadores. Los trabajadores están en ese territorio, por miles, los trabajadores de la pesca. Y no es una exageración. Tenemos compañeros, capitanes de buques pesqueros, que han tomado por su cuenta el correr a un barco chino cuando ingresó ilegalmente al territorio nacional. No podemos pretender que haya 200 fragatas misilísticas cada 10 kilómetros cada una para semejante extensión. Entonces, quién es el que está ahí de forma natural cuidando el recurso, usando ese recurso como sustento también, porque es el que lo pesca pero también es el que lo cuida, y también cuida la soberanía geográfica porque está en el lugar, es el que primero puede ver alguna irregularidad. Es importante desarrollar estas actividades, darle el marco normativo que corresponde, los oficiales, los capitanes de a bordo somos representantes de la autoridad marítima.

-Ni más ni menos.

-Somos representantes de la autoridad. ¿Cómo vamos a despreciar esa herramienta a la hora de hablar de soberanía? Yo puedo decir «muchachos está bien, quizás un canal de navegación sea soberano». Pero pregunto ¿qué barco va a navegar ese canal? Porque como estamos no lo va a navegar ningún barco argentino. ¿De qué me hablan de soberanía? A lo sumo vamos a generar una ruta más eficiente a la visión financiera o económica, pero no creo que nos genere soberanía. Esta es una palabra muy grande a la que tenemos que tenerle mucho respeto a la hora de usarla porque sino la menospreciamos.

-También sucede con la dignidad de los trabajadores que usted los marcaba como gendarmes en base al amor por lo que hacen. Otros aseguran que el trabajador argentino «es vago por naturaleza», que no le interesa capacitarse, cuando los datos reales muestran otras cosas.

-Por supuesto. Yo invito a cualquier persona que manifiesta eso a que venga y suba a cualquier barco de la marina mercante, a un remolcador de puerto, a una lancha de pasajeros como las que tenemos en el Tigre, a un buque petrolero, a un remolcador de empuje, a un barco pesquero, a un buque de exploración marítima que está trabajando en las plataformas petroleras. Bueno, que vengan y vean cuál es la carpeta que tiene que tener un hombre y los títulos y las certificaciones de un personal embarcado para estar arriba de un barco como corresponde. Mire, la Argentina debe ser uno de los países de la región, y salvando algunas excepciones en Europa, con más exigencia de capacitación y formación para el personal embarcado. Puedo hablar del personal embarcado, que es lo que conozco, pero esto tranquilamente se puede llevar a un montón de actividades como un piloto de aviación, el que trabaja en esas máquinas que excavan un pozo petrolífero o en una usina termoeléctrica. Son trabajadores. ¿De qué estamos hablando? Y hasta del que por ahí está en un trabajo un poco más básico, los recolectores de basura, que para la conciencia general de muchos es lo que están en la base. Digo, tratemos de vivir sin los recolectores de basura. A ver los que gozamos de ciertas comodidades que nos preocupa sacar la bolsita a un determinado horario en la vereda. Probemos de vivir sin los trabajadores que ponen quizá su cuerpo por sobre todas las cosas para que estemos limpios.

«Hay candidatos que la misión que traen es destruir lo poco que nos queda. Caso contrario, no se entienden los discursos tan violentos. La mayoría de nosotros, somos el pueblo argentino que está deseando tener paz»

-Eso también lo dejó a la vista de todos y muy clarito la pandemia.

-Pero desde ya. Hay que hacer un análisis profundo de las cosas antes de hablar y más cuando estas cosas las manifiestan gente que pretende dirigir el futuro del país. Por ejemplo, cuando escucho el discurso o el mensaje donde se toma la figura del Papa Francisco, las barbaridades que se dicen y la persona que lo dice pretende ser el presidente de los argentinos. Tendría que saber que hay muchísimos argentinos que ven en la imagen del Papa a una persona importantísima para su espiritualidad. Otros tendrán otras creencias y verán a otras personas, lo que no se puede es tratar de esa manera tan irresponsable e irrespetuosa a una figura mundial.

-Cuando su sindicato le da realce al cambio climático ¿lo acusan de hippie?

-No, porque tuve la suerte de caer en esta temática, de poder visualizarla, de que alguien me mostrara lo que estaba pasando, me interesó. Y desde mi visión es importante que el mundo del trabajo tome participación en esta lucha. Quizás no todos lo ven de esa manera, por ahí hay otras prioridades en cada organización. Hoy me toca a mí trabajar en esto y estar convencido de que hay que hacerlo. Hace unos años había que explicar en potencial lo que podía pasar, lamentablemente de 2019 a la fecha con la bajante histórica, te hablo solamente del ámbito fluvial, si agregamos la sequía, lo que la economía argentina está supeditada a la producción agrícola y los últimos tres años vino por debajo lo que se esperaba, hoy estamos pagando las consecuencias económicas también de esa circunstancia que provocó la sequía que me mermó mayor producción agrícola. En el río, lo vemos nosotros desde finales  de 2019, hubo una bajante extraordinaria y extensa que hizo que el sistema troncal de transporte de  combustible, entre los puertos de San Martín, San Lorenzo, a Barranqueras, fuese imposible hacerlo por barco. Había 5 embarcaciones destinadas a ese transporte, casi 120 trabajadores de forma directa se desempeñaban a bordo y ahora que se empezó a regularizar solamente se incorporaron 2 barcos o sea lo perdido no lo recuperamos más. El transporte se está haciendo por carretera o vía ferroviaria, y con la forma de transporte adoptada lo que se está generando es condimentar un poco más los fenómenos que multiplican las posibilidades de los efectos del cambio climático. Hoy se transporta ese volumen de carga en un sistema de transporte que por sí solo, aun teniendo el barco, el camión o el tren, la misma matriz energética en la quema de combustibles fósiles, por una relación volumen de transporte, el barco es un 40% más eficiente en cuestiones ambientales. Disminuye la emisión. Es un 30 a un 40% más baja de emisiones de gases de efecto invernadero. Perdimos la fuente de trabajo y contaminamos más.

-Podría decirse que no hay remate…

-¿Y qué hacemos nosotros con esos trabajadores? porque vamos avanzando hacia nuevas tecnologías, con la quema de combustibles fósiles nos queda poco tiempo. Más allá de que no hemos sido los grandes responsables de este fenómeno, del que sí tienen que hacerse cargo las grandes potencias desarrolladas del mundo, Estados Unidos, China, Alemania, Rusia y gran parte de Europa y la India. Nosotros también tenemos que tener una posición nacional respecto a esas metas internacionales que se discuten en otros lugares del mundo. Los países en desarrollo tenemos el derecho por lo menos de alcanzar una infraestructura adecuada para la utilización de nuestros recursos naturales, en este caso el petróleo. Lógico es que no nos tenemos que quedar ahí, tenemos que avanzar y ponernos al nivel de otros que ya lo hicieron. Pero tenemos que tener una visión nacional también y defender la posibilidad de desarrollarnos con el uso de nuestro recurso natural, que hoy el más fácil y más barato, de extraer es el petróleo. Y que se hagan cargo los grandes contaminantes, no me hagan cargo a mí no dejándome crecer cuando ustedes llegaron a esto quemando petróleo. Y además tener la inteligencia para decir «usémoslo pero en el mientras tanto vayamos creciendo y avanzando sobre las nuevas tecnologías, las energías renovables, la fotovoltaica, la eólica, la mareomotriz». Tenemos en la Argentina las posibilidades de desarrollar cualquier formato. Ahora, cuando no tengamos que transportar combustible al NEA, al NOA, porque pudimos reemplazar la energía por fotovoltaica o eólica, ¿Qué vamos a hacer con el camionero, el chofer del camión que llevaba combustible entre San Lorenzo y Barranqueras? ¿Qué vamos hacer con la tripulación del barco que llevaba eso? ¿Los dejamos en el camino? Por eso esa transición tiene que ser justa y los trabajadores tenemos que tener una visión, entendiendo este cambio que estamos obligados a hacer porque si no el planeta nos va a sacar. El planeta va a seguir, se va a acomodar de alguna manera, los que posiblemente no estemos más seamos nosotros. Si vamos a hablar bien, nosotros vendemos soja, la soja se lleva nutrientes, minerales, agua, lo que falta en el mundo. Bueno, cobrémoslo también. Por eso digo, tenemos que meternos para tener una mirada propia, nacional de estos temas y entender que en esa transición que a la larga, más tarde o más temprano, vamos a llegar, ojalá que sea a conciencia, que no seamos el último vagón

de cola y nos transformemos en el basurero del mundo. Cuando lleguemos tenemos que haber tenido la capacidad de que lleguemos todos, que nadie se quede en el camino. Entonces el chofer del camión, el capitán, capaz que se tiene que preparar para atender o trabajar en un campo eólico o para transportar otras cuestiones. Me parece que es por ahí y lo digo con mucha humildad porque no quiero ser soberbio. Tenemos que generar conciencia y rápidamente, porque acuérdense que las metas internacionales para evitar que lleguemos a un grado y medio de calentamiento global son al 2030 y al 2050, dentro de un ratito.

-Tenemos todo para ser campeón del mundo y también todo para irnos al descenso.

-Sí, pero la segunda opción no la tengo en mi cabeza ni en mi corazón.

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